Por Arlo E. Moehlenpah, D. Sc.
Capítulo 21 del Libro Creación Versus Evolución – Consideraciones Científicas y Religiosas. Para descargar este libro competo, de clic en este enlace:
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¿Qué son los fósiles?
La paleontología es el estudio de los fósiles. Los fósiles son restos endurecidos de plantas y animales en la corteza terrestre. Literalmente, miles de millones de fósiles han sido descubiertos por todo el mundo. Por lo general, se encuentran en las rocas sedimentarias que han sido depositadas por el agua. La mayoría de los fósiles parecen corresponder a criaturas que todavía viven hoy en día, a pesar de que algunos fósiles muestran formas de vida extintas.[1] Al observar algunos fósiles de insectos, parecería que estos murieron el día de ayer.
¿Cómo se forman los fósiles?
Muy a menudo, el proceso de fosilización comienza cuando una planta o un animal es sepultado rápidamente.[2]Muchos fósiles se han formado a causa de las inundaciones, que vienen de manera súbita y arrastran el sedimento suficiente para sepultar a los seres vivos. El peso del sedimento mata a la criatura, pero generalmente sus restos se mantienen juntos. Los creacionistas creen que el diluvio causó la formación de la mayoría de los fósiles y que los animales y las plantas vivían todos al mismo tiempo, en vez de vivir en diferentes edades geológicas. Hoy, cuando un animal muere, ya sea en la tierra o en el mar, comienza de inmediato su putrefacción por la acción de las bacterias que tiene el cuerpo. Igualmente, los carroñeros, como por ejemplo los buitres, suelen comer el cadáver. Estos dos agentes evitan la fosilización de la mayoría de los animales. Para que la criatura pueda ser preservada, debe ser enterrada a una profundidad suficiente para que los carroñeros no puedan llegar hasta ella, y también esta sepultura debe ser tan suficientemente profunda para que quede excluido el oxígeno que las bacterias necesitan. Esto implica que el animal debe ser enterrado rápidamente, o no habrá nada que conservar. Las tasas ordinarias de deposición de sedimentos no serían adecuadas para esto. La deposición de sedimentos tuvo que haber sido miles de veces más rápida que las tasas normales de deposición, para que un fósil pudiera conservarse. Es razonable suponer que la rápida deposición de sedimentos ocasionada por el diluvio universal descrito por la Biblia, causó la fosilización de miles de millones de seres vivos por todo el mundo.
¿Por qué son importantes los fósiles?
Los fósiles proporcionan el registro principal de las plantas y de los animales que estuvieron presentes en los tiempos pasados. Así, el registro fósil es la única evidencia directa a favor o en contra de la evolución.[3]
¿Por qué los fósiles no revelan las formas de las partes blandas del cuerpo?
Por lo general, las partes blandas se pudren y sólo se conservan las partes duras, como los dientes, los huesos y las conchas.[4] Dado que por lo general los fósiles sólo han preservado las partes duras, entonces hay muchas cosas que no podemos decir de ellos, como por ejemplo si el animal era de sangre fría o de sangre caliente.[5] Tampoco podemos saber la forma de las partes blandas, como la nariz, los labios o el pelo. La mayor parte de lo que se ve en cuanto a la forma o las características de las reconstrucciones de los hombres o de los animales, es el producto de la imaginación de la persona que ha hecho la reconstrucción. La persona que realiza la reconstrucción de los fósiles, está a menudo sesgada, debido a sus ideas preconcebidas.
¿Por qué razón el registro fósil es una vergüenza para los evolucionistas?
Si la evolución fuera verdad, deberíamos encontrar los fósiles de muchas formas de transición. Sin embargo, el registro fósil da poca o ninguna evidencia de algún cambio gradual. El registro fósil, en vez de ser un registro de transformación, es un registro de destrucción masiva, muerte y sepultura por la acción del agua con los sedimentos en ella contenidos. Los fósiles de trilobites, braquiópodos, esponjas, gusanos, medusas y otros invertebrados complejos, se encuentran en rocas del periodo cámbrico. La aparición de esta gran variedad de criaturas complejas es tan repentina, al punto que comúnmente esto se ha denominado en la literatura geológica como la “explosión cámbrica”. No obstante, si las criaturas unicelulares dieron origen a la gran variedad de invertebrados complejos, entonces el registro de esa evolución debería ser encontrada en algún lugar de las rocas del periodo precámbrico. Sin embargo no se han encontrado en algún lugar de la tierra, formas intermedias entre los organismos unicelulares y los invertebrados complejos.[6]
El registro fósil tampoco muestra formas transicionales entre las más importantes especies de invertebrados, entre los invertebrados y los vertebrados, y entre las mayores clases de peces.[7] Por ejemplo, si los peces evolucionaron en anfibios, entonces deberían existir formas transicionales que mostraran un cambio lento y gradual desde las aletas de los peces hasta las patas de los anfibios. Pero no se ha encontrado ni siquiera una sola forma transicional, que muestre alguna etapa intermedia entre las aletas y las patas. Hay una diferencia básica entre la anatomía de los peces y los anfibios. En los peces, los huesos pélvicos son pequeños y están ligeramente incrustados en el músculo. Tampoco hay conexión entre los huesos de la pelvis y la columna vertebral, pero esta conexión no es necesaria debido a que los huesos de la pelvis no tienen por qué y tampoco podrían soportar el peso del cuerpo. Sin embargo, en los anfibios los huesos pélvicos son muy grandes y están fijados firmemente a la columna vertebral. Un animal debe tener este tipo de anatomía para poder caminar.[8] Además, si se supone que los mamíferos (con una sola mandíbula inferior y tres huesos en el oído) han evolucionado desde los reptiles (con seis huesos en cada mitad de la mandíbula inferior y un solo hueso en el oído), entonces ¿donde se encuentran las formas transicionales, ya sea entre los seres vivos o en el registro fósil? No se ha encontrado ninguna criatura viva y ni un sólo fósil que represente alguna etapa intermedia, tal como alguno que poseyera tres huesos en la mandíbula y dos huesos en el oído.[9]Otras diferencias entre los mamíferos y los reptiles son el modo de reproducción, las glándulas mamarias, la regulación de la temperatura, el pelo y la forma diferente de respiración. Los mamíferos tienen un diafragma, mientras que los reptiles no lo tienen.[10]
La capacidad para volar de los insectos, aves, mamíferos (murciélagos) y reptiles (los terosaurios, ahora extintos), tenía que haber evolucionado en cuatro sucesos separados, pero no se ha encontrado ni una sola forma transicional de cualquiera de estas supuestas cuatro series.[11] Hay muchas diferencias entre los seres voladores y los no voladores, tales como los músculos, los huesos huecos, etc. Si la evolución se hubiera producido, el desarrollo de las alas hubiera sido una clara desventaja para un reptil que tuviera que competir con otros animales destinados a la vida en el suelo, pues las mandíbulas y los dientes de ese reptil tenían que convertirse en un pico sin dientes. Sería un misterio lo que comería el animal durante esa transición y cómo lo masticaría. Esto muestra muy fácilmente que el escenario evolutivo es absurdo.
Esto también demuestra que el registro fósil no es una secuencia ininterrumpida de cambios graduales según lo propuesto por la evolución, sino más bien la presentación de formas definitivas. Estas “lagunas transicionales” en el registro fósil, son una verdadera vergüenza para cualquier persona que crea en la teoría de la evolución. En las rocas, simplemente aparecen diferentes tipos de criaturas, sin ninguna evidencia de cambios graduales entre ellas. Charles Darwin, autor del famoso libro sobre el Origen de las Especies en 1859, reconoció la falta de evidencia fósil para su teoría, pero pensó que ésta se iba a encontrar. Desde la época en que Darwin escribió, han sido descubiertos miles de millones de fósiles, pero todavía no hay evidencia alguna de que haya sucedido realmente algún cambio gradual desde los organismos más simples, hasta las plantas y los animales más complejos. En realidad, la evidencia fósil está en contra de la teoría de la evolución de Darwin.[12] La mayoría de las personas no son conscientes de que los oponentes más fuertes de Darwin no fueron los clérigos, sino los expertos en fósiles.[13]
¿Qué hay sobre el arqueoptérix (ark-ee-‘op-ter-iks)? (“ala antigua”) [14]
Fósil de arqueoptérix
Los evolucionistas afirman que este fósil volador, es una forma transicional entre los reptiles y las aves. Éste tiene muchas características similares a las de las aves, tales como un ala aviar, plumas como las de las aves modernas, pies de percha y un hueso de espoleta. También tiene algunas características de los reptiles, incluidas las garras en las alas, dientes y cola larga. Sin embargo, algunas aves actualmente vivas, tales como el avestruz, el hoacín de América del Sur y el turaco de África, tienen garras en sus alas. Dado que varias aves fósiles tenían dientes y muchos reptiles no tienen dientes, los dientes no parecen ser un buen indicador de si una especie es un ave o un reptil. También se han encontrado fósiles de las aves modernas, en las mismas capas de roca donde se ha hallado el arqueoptérix. ¿Cómo podría ser éste el antepasado de los tipos de aves modernas, si existió al lado de éstas?[15]Además, se han encontrado fósiles de aves en algunas capas que los evolucionistas afirman que son de unos 75 millones de años anteriores a las de donde se encontró el arqueoptérix.[16] ¿Cómo podría el arqueoptérix, ser el antepasado de criaturas que supuestamente vivieron 75 millones años antes que él? Los dientes del arqueoptérix eran claramente diferentes a los de los reptiles.[17] Todas las características del arqueoptérix estaban completamente formadas y eran totalmente funcionales. No hubo medias escamas y medias plumas (“escaplums”), o medias piernas y medias alas (“pielas”). Uno de los grandes argumentos en contra de la evolución, es que un animal no hubiera podido sobrevivir con estructuras parcialmente desarrolladas.[18] Así, el arqueoptérix era un ave al 100% y no una forma transicional reptil-ave. Simplemente se trata de otra ave extinta que tenía dientes.[19]
Reconstrucción del arqueoptérix
Referencias
[1] Richard B. Bliss, Gary E. Parker, Duane T. Gish, Los Fósiles: Clave para el Presente, Creation Life Publishers, PO Box 15908, San Diego, CA, 1980, 4, 5.
[2] Paul S. Taylor, Libro Ilustrado de Respuestas Sobre Los Orígenes, Eden Productions, P.O. Box 41644, Mesa, AZ, 1990, 110.
[3] Ricki D. Pavlu, Evolución, Cuando el Hecho se Convirtió en Ficción, Word Aflame Press, Hazelwood, MO, 1986, 63.
[4] Bliss, Parker, Gish, 6.
[5] Ibídem, 16.
[6] Duane T. Gish, Evolución, el Desafío del Registro Fósil, Creation Life Publishers, El Cajón, CA, 1985, 54-56.
[7] Ibídem, 69.
[8] Ibídem, 72-73.
[9] Duane T. Gish, “Los Reptiles Parecidos a un Mamífero”, Artículo de Impacto No. 102, Institute for Creation Research, El Cajón, CA, Diciembre de 1981.
[10] Gish, 102.
[11] Ibídem, 103.
[12] Lawrence Richards, Simplemente no Podría Suceder – Evidencias Para Edificar la Fe de los Jóvenes, Word Publishing, Dallas, TX, 1989, 84-85.
[13] Phillip E. Johnson, Proceso a Darwin, InterVarsity Press, Downers Grove, IL, 1993, 45.
[14] Ibídem, 80.
[15] Bliss, Parker, y Gish, 47-50.
[16] Taylor, 42, 103.
[17] Duane T. Gish, “Sorprendentes Descubrimientos Afirman la Creación”, Artículo de Impacto No. 171, Institute for Creation Research, El Cajón, CA, Septiembre de 1987.
[18] Henry M. Morris, Bases Bíblicas Para la Ciencia Moderna, Baker Book House, Grand Rapids, MI, 1984, 341-342.
[19] Henry M. Morris, Creacionismo Científico (Public School Edition), CLP Publishers, San Diego, CA, 1974, 85.
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